¡QUÉ MÁS DA!

El maestro zen ya era muy mayor. Sus alumnos le preguntan dónde quería que lo enterraran
cuando muriera.
Él contestó: “Poned mi cuerpo bajo ese árbol.”

  • “Pero maestro, los lobos pueden comer su cuerpo” – respondieron sus alumnos.
  • “Bueno, en ese caso, dejad el bastón a mi lado.”
  • “Pero maestro, ¡usted estará muerto y no podrá defenderse!”
  • “Entonces, ¡qué más da!”