Un misionero va a China, y se pone a predicar al pueblo sobre Adán, Eva y la serpiente.
El misionero, explica que Eva, tentada por la serpiente, comió de la manzana del árbol de la
ciencia, el bien y el mal; y que luego se la ofreció a Adán que también comió.
Así al desobedecer a Dios, que les había prohibido comer los frutos de ese árbol, pecaron.
Nosotros como descendientes suyos, nacemos con este pecado o pecado original.
El pueblo empieza a murmurar, ¿Pero qué dice éste? ¿Qué nosotros tenemos pecado original?
Ni hablar, hay que buscar una solución.
Una comitiva, fue a buscar a una anciana que tenía fama de ser muy espabilada. La mujer
piensa en el problema.
Al día siguiente va a escuchar al misionero, que vuelve a hablarles del pecado original. La mujer
se levanta y dice: “Nosotros no tenemos pecado original.”
El misionero pregunta: “¿Cómo es eso?”
La mujer: “Eva no era china; si hubiese sido china se habría comido a la serpiente, no la
manzana”