Una joven de una buena familia china se dirige a un monasterio cercano para ver al prior. Ella
es la mujer el hijo pequeño, pero su marido tiene varios hermanos y viven todos juntos con los
respectivos cónyuges en la casa familiar y la convivencia no es nada fácil.
Ese día está muy enfadada y quiere hablar con el prior que es muy amigo de su suegro, quiere
pedirle consejo.
Toca en la puerta con fuerza y le abre el portero, le pregunta qué quiere y le dice que estar con
el prior. Le contesta que está dando una charla a los monjes. La nuera impaciente le replica
que tiene que hablar inmediatamente con él, que ella es la nuera de fulanito.
Así lo hace el portero y el prior amablemente recibe a la joven que se pone a llorar y a contarle
todas sus penas.
La joven le dice “Deme un consejo “, el abad le contesta que “Nadie puede juzgar un tema
familiar”, pero la joven insiste “Por favor, dígame algo, deme un consejo, no puedo más”. El
abad entonces concluye “Si no cambias tú, nada cambia”.