LOS DOS MONJES Y LA MUJER

Dos monjes caminaban hacia su monasterio. Uno era mayor, el otro algo más joven. Una veces
iban en silencio y otras charlando, otras cantando.
Para llegar al monasterio tenían que cruzar un río.
Poco antes de cruzarle comenzaron a charlar pues ya llevaban mucho rato en silencio.
El monje mayor, comenzó a hablar de los malos pensamientos, de la memoria traicionera… y el
joven iba asintiendo y dando la razón a su Maestro.
Al llegar cerca del río, les sorprendió ver a una mujer muy bella en la orilla. Amablemente ella les
solicita si pueden ayudarla a cruzar el rio. El monje mayor sin pensarlo dos veces toma a la mujer
en sus brazos y la cruza. Cuando llega a la otra orilla, la deposita en el suelo, ella muy agradecida
les da las gracias; los dos monjes siguen su camino.
Mientras caminan, el monje mayor oye detrás a su pupilo que va refunfuñando y no cesa, ya
cansado le pregunta: ¿Qué te pasa que vas todo el rato refunfuñando y hablando entre dientes?,
no entiendo lo que estás diciendo.
El pupilo entonces muy disgustado le reprocha:

  • “Nosotros somos monjes, no podemos tocar a las mujeres, especialmente si son jóvenes y bonitas; y tú has cogido a esa mujer y ¡la has llevado en brazos!”
  • “¿Es eso lo que te preocupa? Dejé a la mujer en el camino, ¡tú todavía la llevas a cuestas!”