MOSQUITOS

Los mosquitos de campo invitaron a otros de la ciudad. Allí les ofrecieron un gran banquete:
los sanos y robustos campesinos.
Los mosquitos de la ciudad se fueron muy contentos e invitaron a su vez a aquellos a venir a su
ciudad.
Sin embargo, entre ellos comentaban: «¿cómo podremos devolverles semejante festín? ¡Los
hombres de la cuidad están todos enfermos!»
Un anciano dijo: «¡Tengo una solución!»
Así que los llevaron a un museo lleno de fabulosas estatuas clásicas de hombres y mujeres.
De regreso, ante las preguntas de sus colegas, los mosquitos de campo dijeron: «¡La ciudad es
fabulosa! Los hombres y las mujeres son fuertes y robustos. Únicamente ¡no tienen gusto
humano!»