Había un maestro muy sabio al cual acudían muchas personas para pedirle consejo y consultarle
cualquier cosa, muchos volvían y le preguntaban lo mismo una y otra vez.
Poco a poco comenzó a hacerse famoso, acudían tantas personas a consultarle que no tenía
tiempo para sus propios asuntos, y todo este follón le comenzó a disgustar.
A partir de ahora, se dijo, a toda persona que me venga a preguntar algo, voy a tener un palo al
lado y a cada pregunta, le responderé dándole un palo y pediré dinero por ello.
Y así sucedió, a cada pregunta, plaf!! Un palo…. ¿pero qué es esto?, se decían y volvían a
preguntar, y otro palo! Tenía una cesta al lado y a cada pregunta debían depositar una cantidad.
A los que le conocían de antes este cambio de actitud les resulto muy extraño. Los nuevos
acólitos, lo aceptaban como una enseñanza del Maestro.
Resultó que continuó siendo famoso y ahora cada vez más, lo único que se no se cansaba tanto ni
tenía que atender tantas tonterías…pues casi nadie después hacía caso de lo que aconsejaba, y
encima sin querer se hizo además rico.
Eso mismo, voy a hacer yo, decía Peter en sus últimos dos años de convivencias….me voy a poner
en un lugar con un palo y una cesta…y se reía… Me voy a poner allí, sentado, serio… al que se
acerque a preguntar.. paf!! Un palo, se moría de la risa cuando lo decía y por cada palo, 100 € y al
que replique, paf!! Otro palo…